domingo, 10 de marzo de 2019

Nuevo Baztán - Villar del Olmo. Seguimos pidiendo la protección del Valle del Tajuña


Una jornada más, casi 100 almas esforzadas (incluyendo a los cánidos), han acudido a la llamada de los grupos ecologistas madrileños para pedir la protección del Valle del Tajuña. Ya son muchos los caminos que hemos recorrido en estos años insistiendo en nuestra justa demanda. A cabezotas no nos ganan, ni Gobiernos Regionales sin falta de voluntad ni gestores de lo público desidiosos. Seguiremos a lo nuestro, porque sabemos que algún día lo conseguiremos. Seguro.

Son las 10,30 y los bares ya están atiborrados de ecologistas demandando café y tostada. Los perros son saludados con cariño y amor por Simón, jefe de los de ARBA. Es un apasionado del mundo canino y sus loas a perras, cánidos y dueños resuenan todavía en las tapias del Palacio de Nuevo Baztán.

Estamos la gente de siempre y alguno más. Cada vez lo vamos petando más. Hay que irse unos metros para atrás para que entremos todo el grupo en la foto frente a la iglesia de Nuevo Baztán. Esta vez no hay pancarta. Alguno la ha dejado colgada en el salón de su casa como decoración vanguardista y no la ha querido traer. Da igual, para la próxima marcha habrá una mejor y más bonita.

Los almendros están floridos. La hierba primaveral verdea todo el valle ante nuestra vista. Bea, la jefa de todos y todas, nos cuenta lo que hemos venido a hacer. Lucharemos sin descanso hasta que esto se declare Parque Regional, dice. El jefe arbero añade que solo vale el amor, la paz y la concordia en esta lucha. Pepito de ARBA y Antonio de GRAMA lloran de ilusión y se funden en un abrazo infinito.
"Bienaventurados quienes protegen el Tajuña porque de ellos es el reino de los cielos"

Poco a poco vamos introduciéndonos en el valle. En la umbría, los quejigos están todavía sin hoja pero aladiernos, coscojas y torviscos les alegran la existencia a sus recios troncos. La ruta es un poco anodina, ya que no nos perdemos, ni nos metemos por caminos caprinos, ni nos morimos de sed.

Villar del Olmo asoma a lo lejos. Sin dilación entramos en sus calles. Hay que sujetar a unos cuantos para que no se metan en el bar antes de hacernos la foto de rigor en la plaza del pueblo. Resuenan en las calles el grito de "¡¡Protección para el Valle del Tajuña!". Un visillo se descorre y se cierra una contraventana. Volveremos otro día, esta tierra nos gusta demasiado.

En Nuevo Baztán antes de salir. Todavía hay gente en el café.

Hay que bajar hacia el valle, no queda otra

Un camino lleno de peligros

Las hermanas

El charlas