Torremocha es un pueblo tranquilo de la otrora llamada Sierra Pobre. Calles limpias, edificios aseados, casas de piedra remozada... llaman la atención de los paseantes. Carlos Rivera se llama su alcalde y lleva siéndolo desde las primeras elecciones democráticas. Un fiera de la política. Allá a lo lejos se ven los cantiles del Jarama y sus altas alamedas que nos han hecho vernir hasta aquí en un día soleado y limpio.
Al poco de salir del pueblo varios montones de escombros son vertidos donde los ojos del turista no llegan. Parece ser que el Ayuntamiento los ha depositado allí y no está muy por la labor de su retirada. Deben de mirar por los dineros municipales y de esta forma ahorrarse las tasas por vertido.
A lo lejos vemos una depuradora a medio construir. Una planta dimensionada para 10.000 habitantes equivalentes. No salen las cuentas: en el municipio solo viven cerca de 1.000 personas ¿alguien pensó en algún momento que aquéllo podía crecer tantísimo? Sin duda un derroche especulativo de dinero público para dar cobertura a unos intereses chafados por la crisis.
Nos acordamos de otra vieja amiga de la zona. Tiene una casita junto al río en un paraje de ensueño. Por alguna razón desconocida no obtiene licencia para ejercer como establecimiento de turismo rural. A escasos metros de su casa, el antiguo molino celebra bodas y aloja personas en una legalidad más que dudosa, con altos niveles de ruido que han provocado que el búho real deje de anidar en las proximidades. Aquí nadie actúa. Para colmo tienen el dominio público ocupado.
Nuestra amiga nos cuenta el calvario que ha pasado en su labor como concejala. Cómo ha sido casi imposible conseguir información municipal y las irregularidades cotidianas en el funcionamiento de los plenos. Para colmo el Alcalde, en el programa electoral, lleva una mayor transparencia en el funcionamiento de la institución. Para llorar.
En un rato, junto al soto del Jarama, enumeramos algunos casos de irregularidades: el plan urbanístico, una residencia construida sobre vía pecuaria; un complejo de apartamentos para ancianos de la cooperativa Trabensol construidos en suelos protegidos recalificados para dotaciones sanitarias públicas (y con sentencia ganada por Ecologistas en Acción); la construcción de una carretera sobre vía pecuaria para dar acceso a una urbanización irregular (Los Tomillares) hoy legalizada...¿Y aquél proyecto de parque temático de "La Tierra Media" en la Sierra Norte? ¿Y el proyecto de coto de pesca que dejaría el río "limpio y ordenado"? Aquí no se da puntada sin hilo.
Un aguilucho cenizo vuela entre el cereal ya crecido, dominando el amplio valle. Sobre las laderas se depositan yesos y calizas que recuedan que aquí en algún tiempo lejano hubo un mar, cuando Pepito hizo la primera comunión. Encinas y quejigos se descuelgan en las rampas que bajan desde la orilla de Guadalajara hacia el Jarama. Las grameras y los arberos amenizan la mañana con sus interminables conversaciones. Simón reivindica el paleocauce del río. Todo es amistad y sosiego. No han venido chuchos esta vez. Salta una trucha salva(g)e.
Ha sido un bonito día en una buena tierra. Vienen nuevos aires desde el oeste, a nuestra izquierda. Quizás lleguen a orear el panorama en Torremocha. Falta hace.
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