La convocatoria surgía del colectivo Cerro Almodóvar Verde, al que nos unimos sin dudarlo GRAMA y ARBA. El objetivo era de lo más digno: conocer y valorar los valores botánicos del cerro Almodóvar (Vallecas y Vicálvaro) y defenderlos de la barbarie del ladrillo. Allí fuimos, lo vimos y lo reivindicamos.
Más de una cuarentena de mentes inquietas y deseosas de tener sabiduría y un maestro de ceremonias de categoría: Rafa, uno de los mayores conocedores de la botánica del cerro. Ante nosotros la mole del cerro. A ojos de inexpertos no es más que un erial en la que se pasea el chucho, se monta en bici y se ejercita el cuerpo. Pero Rafa rápidamente nos hace ver la riqueza de todo esto: más de cuatrocientas especies de plantas catalogadas por un grupo de esforzados, capitaneados por Juanma "el ausente".
Y aquéllo está amenazado. Los crecimientos urbanísticos previstos en el sureste (Berrocales y Ahijones, con 27.000 viviendas planeadas). Herencia de los gobiernos municipales del PP, al actual equipo de Manuela Carmena le ha parecido bien continuar con este modelo de desarrollo rapiñador y poco sostenible. El cerro sería una isla entre hormigón y su riqueza botánica desaparecería en poco tiempo ante el pisoteo y los proyectos ñoños de algún paisajista.
La mañana ha discurrido entre olivardas, lenguas de buey, hinojos, cardos corredores, correhuelas, tomillos, amapolas, cardos yesqueros, jopos, orquídeas, quejigos, encinas, pinos piñoneros, salsolas, gallocrestas, salvias, tomillos, asteriscos, jaramagos, lenguas de buey, avenas, yantenes y una infinidad de más plantuchos que son un tesoro que hay que defender para su conservación. Volveremos las veces que hagan falta.
Ya en el bar, Darío declaró su amor incondicional a Antonio. El cerro todavía huele a campo. Y que siga.
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Rafa (agarrando un jopo), Jaime (recién llegado de África subtropical) y las enormes manos de Darío |
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Escuchando al ilustrado |
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A los pies del cerro: planta de sepiolita y detrás, el terreno de Los Berrocales |