sábado, 28 de marzo de 2015

Un paseo por el río Guadalix

Primero de la serie de paseos por los ríos madrileños para este año. Un recorrido por un río desconocido para muchos, entre las alisedas silenciosas de un profundo cañón, donde no nadan desde hace muchos años las "truchas salvages" (sic). El público ha sido variopinto y numeroso, con presencia de gentes de GRAMA, gentes de ARBA, acólitos, despistados, conyuges, doctores, casta, agregados, bebés y perros.


El río Guadalix recorre más de 30 kilómetros desde su nacimiento libre en las faldas sureñas de La Morcuera hasta que se encuentra con el Jarama rodeado de exclusivas urbanizaciones. Su primeros pasos transcurren bajando laderas de montaña, sin demasiado estrés. Pero al poco su libertad se verá conculcada con el embalse de Miraflores, domesticación de sus aguas para abastecer a la localidad serrana. Entre sobresaltos ocasionados por vertidos y construcciones, el río irá buscando su recobrada libertad hasta que, de nuevo, se vea atrapado por los muros de la presa de El Vellón o de Pedrezuela. Se trata de uno de los principales embalses madrileños, con una capacidad máxima de 41 Hm3 destinados a abastecer a los madrileños (ya podían lavarse y beber un poco menos ¿no?).

Río Guadalix, desecado en el verano de 2009
Este pantano supone uno de los principales problemas para el río Guadalix ya que, el Canal de Isabel II, gestionado desde hace años por señores muy majos que buscan siempre lo mejor para los ríos, no siempre deja al río un caudal suficiente. De hecho, en los últimos diez años, el río Guadalix ha sido desecado en varias ocasiones debido al cierre de las compuertas de la presa a cal y canto. Además, la Confederación Hidrográfica del Tajo, estos que deberían velar por el bien de los ríos, no tiene marcado un caudal ecológico para el Guadalix, con lo que el Canal de Isabel II seguirá haciendo lo que le dé la gana durante años.

Debajo de la presa tenemos quizás lo más interesante del río: una larga y bien formada aliseda que acompaña al río Guadalix durante unos 20 kilómetros y que la hacen ser el principal bosque de ribera de este tipo de toda la región. Y por estos lares es por donde hemos hecho nuestro recorrido.

Con los minutos de retraso habitual en estas cosas ("es que no sabía llegar", "es que me he perdido",...) hemos empezado el recorrido desde el polígono industrial de San Agustín de Guadalix, que custodia el río en una amplia curva en su orilla izquierda ("Y a quién narices se le ocurriría poner un polígono aquí").
Menuda chapa nos da el menda sobre el sifón

En una primera parada el de GRAMA que siempre habla más que las cotorras, nos cuenta que no hay trucha salvaje desde hace años ("¡¡¡Qué no, que no hay trucha, que noooooooooo!!!!"), pero que sí hay otro peces de interés como el calandino, la bermejuela, el barbo comiza, la boga de río y la colmilleja. El doctor y la casta de ARBA Bajo Jarama lloraban al saber que entre tanto pececillo no había truchas salvajes. También dice que estamos en un espacio protegido, zona de la Red Natura. Que a pesar de ello, los problemas de conservación son varios (vertidos, falta de caudal...), pero que no nos preocupemos, porque la Confederación del Tajo se ha decidido a arreglar los problemas del río y que ¡en 2027! el Guadalix alcanzará el buen estado (osea, mañana mismo). 

Poco después nos encontramos con unos sifones del Canal Bajo del Guadalix, que transportaba agua rumbo a Madrid desde mediados del siglo XIX. "¿Y qué es un sifón?" . Pues sí, una cosa que sirve para echarte burbujas en el bermouth. Pero también un invento de la física para transportar agua ante obstáculos de distinto nivel y que funciona grancias al principio de los vasos comunicantes. ¿Os habéis enterado? Pues yo no.

Cascadas de El Hervidero
Pozas por aquí, pozas por allá hacen que nos entren ganas de darnos un bañito o de tirar a alguien para que deje de prenguntar sobre las truchas. Llegamos a las cascadas de El Hervidero. Un descansito, unas patatuelas, una nuez energética y para adelante.

El bosque es imponente. Matorral mediterráneo, pata negra: encinas, cornicabras, enebros, jaras blancas y pringosas... con una frodosidad que recuerda un bosque tropical. A la casta de ARBA se le cae una lagrimilla.

Avanzamos por el antiguo canal del Mesto, obra construida a principios del siglo XX para llevar agua a Madrid. Transportaba hasta 4 m3/segundo, cuatro veces más que el caudal medio que lleva actualmente. Los kilómetros pasan sin darnos cuenta, embelesados por tanto bosque, tanto aliso, tanto río y tantas voces de los presentes. Llegamos al azud del Mesto. Discutimos sobre si las truchas comen spray de pintura roja y sobre las dimensiones del alma humana.

Nuestros pasos han de regresar a la gran ciudad pero nuestras almas se quedan un poco más deleitándose con este salvaje valle, en este río de aguas presas en las que desde hace años las truchas ni saltan ni frezan ni ná.

En el centro, la Casta de GRAMA y ARBA

Agrupación en torno al sifón

En la presa de El Mesto

Aliseda del río Guadalix
Valle del río Guadalix



3 comentarios:

  1. ¿Comentarios?
    ¡Cómo que no hay comentarios!
    El paseo ha sido una experiencia bastante cautivadora por el asombro con que se descubren paisajes naturales que todavía son muestra de la riqueza ambiental que estamos llamados a matener, conservar, disfrutar y dignificar; que no parecen propios de un lugar tan cercano a una capital tan depredadora de recursos naturales y centrifugadora de residuos como es Madrid. Paseos así contribuyen a crear actitudes autocríticas con las que los impactos madrileños sean cada vez menores.
    Un paseo protagonizado por senderistas muy hetereogéneos, como la diversidad de la vida misma. Un paseo multidisciplinar, porque contiene ese encanto con el que cada participante comunica y comparte el conocimiento que ha extraído a través de la observación activa de la propia naturaleza. Un paseo calmado, como es propio después de un episodio de lluvias (dicen que tras la tormenta vino la calma) que, lejos de estar embarrada, la tierra agradeció engulléndola para seguir creando naturaleza y vida en todas sus formas, tamaños, colores y texturas.
    En fin... Un paseo con el deseo de que le sigan otros muchos con los que aprender tanto y estar tan agradecidos a esa madre Naturaleza que todavía, a pesar de los maltratos infrigidos, nos sigue regalando espectaculares despertares con los que sentirnos cada vez más atraídos hacia ella.
    ¡¡Enhorabuena por la actividad!!

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  2. He visto que hacéis más rutas por otros ríos. Quisiera ir. Cómo se donde se queda y todo eso? Gracias.

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    1. En nuestra web: www.asociaciongrama.org tiene la información de todas nuestras convocatorias. La siguiente es el 11 de abril, al río Aulencia.

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