domingo, 25 de octubre de 2015

UN PASEO POR EL RÍO HENARES

(Quizás algunas de las cosas de las que aquí se cuentan no hayan ocurrido de la forma en la que se narran, seguro que han sido más divertidas y/o excitantes, pero hemos preferido adaptar el relato a lo que todos esperábamos que ocurriera)

Los Santos de la Humosa es un pueblo situado en lo alto de la campiña del Henares, dominando el valle invadido por la actividad industrial. Sin embargo el aire que se respira allí es distinto, es incluso rural. No parece que estemos a unos pocos kilómetros de la metrópoli complutense. Puntuales como clavos, disciplinados como un regimiento alemán, unas 60 personas están ávidas de correr experiencias por las laderas y sotos del río.

Las sonrisas en la cara del personal llama la atención entre la población local. Nunca se ha visto en aquellas tierras un grupo tan alegre, compacto y bienavenido. Una mujer sale al balcón y vitorea al personal. Los gorriones pían y revolotéan entre los arbustos. Una golondrina ha preferido no migrar para ver lo que allí ocurre.

Una pendiente pronunciada de unos cuatro kilómetros nos lleva hasta el valle del Henares. No importa a nadie que a la vuelta haya que subirlo. Estamos todos encantados. A izquierda del camino se abre un quejigar imponente. Junto a un regato de agua se agarra un bosquete de arces de Montpellier que naranjean y rojean que da gusto. Cultivos trabajados con esfuerzo cubren el horizonte. Hay incluso cultivos labrados con mala baba que ciegan caminos y arroyos. Una liebre se cruza en el camino y pregunta si hay algún podenco entre los chuchos.

Sobre los cortados que dan al río se divisa parte de las instalaciones del campo de golf del Encín. Un enteradillo de GRAMA nos cuenta la triste historia de este lugar, de cómo la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Alcalá fueron capaces de cambiar normativas para adaptarlas a este proyecto; de cómo comenzaron las obras sin contar con declaración de impacto ambiental; de cómo se cambiaron informes técnicos que declaraban la incompatibilidad del proyecto; de cómo comenzaron las obras sin contar con los instrumentos de planeamiento urbanístico imprescindibles; de cómo se cambió el plan de urbanismo sin someterse a información pública; de como se dio la gestión de la instalación a una empresa de un implicado en la trama Gurtel y los papeles de Bárcenas; de cómo Esperanza Aguirre inauguró el campo de golf sin licencia de actividad; de cómo el campo de golf se riega con agua reciclaa de una depuradora que no está en activo... Y, por último, de cómo gracias al trabajo de los compañeros de Ecologistas en Acción de Alcalá, de sus abogados y a la cabezonería, obstinación, sabiduría y esfuerzo de la compañera coordinadora-jefa de Ecologistas en Acción de Madrid, el Tribunal Supremo anuló el Plan del urbanismo y por tanto declaraba la ilegalidad del campo de golf abierto. Pero a pesar de todo, el campo de golf, su pijo-Hotel y demás instalaciones, siguen abiertos, gastando agua no autorizada y ocupando un suelo que jamás deberían haber ocupado.

Llegamos al soto del Henares. Bajo unos cortados que despiertan la tierna e inocente imaginación de Simón, se nos ofrece uno de los mejores ejemplos de soto de ribera de la Comunidad de Madrid. Un enteradillo de ARBA nos cuenta la distribución y composición vegetal de la zona, su riqueza e importancia y el porqué de las cosas. El enteradillo de GRAMA nos habla sobre los problemas del río en la zona. Resulta que no está en su mejor momento, víctima de una regulación a conciencia de su cuenca hidrográfica, de la modificación de sus riberas para beneficio agrícola y de los vertidos que han de sufrir aquí y allí sus sufridas aguas.

Nos adentramos en el soto. El sendero es de ensueño. Echamos alimento al coleto. Darío nos instruye en sus últimas lecturas y reflexiones sobre los presocráticos. Solo nos queda volver. Para ello, nos llegamos hasta el puente de la carretera, atravesando por las instalaciones de NaturAlcalá (ligadas a toda la operación del campo de golf), y cogemos el camino de la Perucha. Camino sin dificultad alguna que nos ha de llevar hasta Los Santos de la Humosa. Los pies del personal se deslizan por el firme del camino, algunos bailan más que andan. La subida se hace en un plis, casi sin enterarnos. Hay quien propone bajar de nuevo al río y hacer de nuevo el camino de la Perucha.


Al llegar solo nos queda refrescarnos en el bar del pueblo. Da gusto hacer excursiones  planificadas hasta el último milímetro, sin dar lugar jamás a la improvisación. Así es GRAMA, así es ARBA, así es Jarama Vivo.
Camino sencillo de vuelta a Los Santos de la Humosa

Lo que hay detrás de la cámara
Titanín y su padre




5 comentarios:

  1. Fue mucho más divertido de lo que nos cuenta el andarríos transmutado a saltamontes. En la subida creí percibir algún atisbo de terror en más de una cara, pensé que ya se estaban poniendo en situación para Halloween. Lo dicho en otras ocasiones, a estos grameros andarríos les sacas de las frescas orillas y se descomponen.

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    1. Fue muy diver, sobre todo por las sorpresas al final: "senderismo por los surcos" (original si que es). Y es que los organizadores ya no se conforman con enseñarte los bosques de ribera (muy interesante y bien conservado el del Henares), si te descuidas te hacen vivir escenas de terror y angustia. Deberíais investigar si es cierto que aun están buscando a un senderista por el barranco de subida.
      No me pierdo la del 15 de noviembro en el Tajo. Estoy abierto a toda clase de sorpresas (...nunca sabes por donde te van a llegar)

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    2. Pues yo tampoco me pierdo la marcha del Tajo, creo que la sorpresa que tienen preparada es vadear el Jarama (si el Jarama, no el Tajo ....y en invierno). Creo que si sobrevives te dan puntos para acceder a las fuerzas especiales del ejercito.

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  2. Se os ha olvidado contar que la magnífica organiación, planificación y ejecución de esta actividad despertó inusitada curiosidad bastante más allá de los confines complutenses, más allá incluso de los límites físicos y administrativos de la Comunidad de Madrid, más allá de sus aledañas provincias. No en vano nos acompañó un oriundo manchego; sí, pero de la Mancha de verdad, de la de Don Quijote, de las tierras de Daimiel. Pero no tengáis cuidado que el susodicho no venía ávido de agua para sus Tablas, como ya hicieran y siguen haciendo otros de aún más lejanos lugares para fines todavía más espurios. No, no; éste echó sus últimas raíces en tierra de bolos, si bien está levantando sus pies migradores para acomer viaje transatlántico y fundirse en la ensoñación azteca despertada en el pálpito de su manchego corazón.
    Cómo serán de atractivas e instructivas enseñanzas las actividades ribereñas de arberos y grameros (también de arberas y grameras, que ya se sabe que detrás de todo buen hombre hay mejor mujer) que el manchego con pies de bolo y alas aztecas acudío en el día de su despedida ibérica a no perderse tan elogiosa y elogiada cita fluvial, convencido de la disciplinada y puntual organización, planificación y ejecución que le permitiría acudir de vuelta a su ansiada despedida fijada a las 6 de la tarde en la capital del bolo. Y cómo será de embaucadora esta flamante y numerosa salida que a las 7 aún disfrutaba de la obligada cañita que pondría broche final a la maravillosa excursión.
    Nada se ha vuelto a saber del emigrante en cuestión. Todo puede ser que no haya habido despedida y, sin ella, tampoco migrante salida. En ese caso, la causa arbera y gramera habrá cautivado la voluntad de un manchego con pies de bolo, alas de azteca y sentimiento patrio universal. Así es la biodiversidad y así las gastan los embaucadores fluviales.

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