lunes, 8 de julio de 2013

Mucho anormal en nuestros Ayuntamientos

En Villa Orejilla del Sordete tienen árboles,
pero no sombra
En verano, nos guste o no el calor aprieta, y no hay pueblo de nuestra geografía que no se achicharre.

En invierno, a pesar de las denuncias que toda persona con dos dedos de frente hace, nuestros queridos consistorios, tercian, desmochan o llanamente quitan los árboles que adornan nuestras calles y plazas. Esta sin razón no la comprendemos, puede ser que sea una manía que tienen, o  mala fe, no lo sabemos a ciencia cierta. También es posible que estén falto de entendederas. O simplemente que son unos capullos que lo que quieren es derretirnos el cerebro durante el estío. Todo esto, insisto, también puede ser, -y no quiero ser mal pensado- porque hay una partida de dinero destinada para destrozar árboles y hay que gastarla sea como sea. En fin, que sea por una u otra cosa, lo cierto es que durante el verano en los pueblos nos torramos.

Hoy hemos estado en Villa Orejilla del Sordete, y nos hemos torrado, sí, sí sí sííí, literalmente, nos hemos torrado en dos minutos. Hay que reconocer que el paseo de la carretera está lleno de árboles, árboles con unos troncos, que a pesar de mis brazos de pulpo no los he podido abarcar, pero nos hemos torrado, os lo juro.

Ya lo he dicho antes: al subnormal del jefe del consistorio o a algunos de sus acólitos le da por la motosierra y la jodimos. Unos árboles... asquerosos, impropios de una civilización culta, unos árboles... birriosos, creo que como la mente del consistorio, pobres árboles, del desmoche le salen cuatro palos, y de esos cuatro palos cuatro hojas, que ni de perfil coge uno sombra.

Villa Orejilla del Sordete este invierno
¡¡Hombre!!, no hay que ser un lumbreras para saber que si los cortas no te dan sombra, aunque aún algunos piensan que esto es una manera de rejuvenecerlos. ¡Pensad en vuestros convecinos!, ¡y en los que llegamos de fuera!, que hay que ir a por el pan, sentarse en la plaza, charlar, o acaso eso de charlar también es subversivo, como ahora casi todo lo es, si hablamos y pensamos malo, malo, malo. -Hala, quitemos los árboles-.

Lo dicho, pensad en vuestros vecinos, y si no, en los de afuera, al menos no nos recibáis en gran cartel “Bienvenidos a Orejilla del Sordete, pueblo arbolado con encanto”.

Roble.  


   

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