domingo, 19 de junio de 2016

Por la reserva natural fluvial del alto Jarama


Hay zonas escondidas, entre Madrid y Guadalajara, que nada tienen que envidiar a otros lugares privilegiados del norte peninsular. La cabecera del Jarama es uno de esos rincones. Por ese motivo han declarado hace poco tanto al río Jarama como al arroyo del Ermito con la figura de reservas naturales fluviales, galardón normativo que se concede a los mejores ríos de nuestro país. El sábado hemos ido, junto a los Ecologistas en Acción a conocer este paraíso tan cercano, pero tan lejano.

El día contaba con todos los ingredientes para que fuera un buen día de campo: autobús gratuito, un guía sabelotodo, algunos enteradillos, pan de Montejo, temperatura agradable, buena gente, buen humor y dos ríos de montaña. Cuarenta y seis pares de botas comenzaron su caminata por el sendero que subía el río Jarama por la parte de Guadalajara, frente al hayedo de Montejo.

A nuestro paso iban apareciendo hayas, abedules, cerezos silvestres, sauces negros, serbales blancos, serbales de los cazadores y álamos temblones (que tiritaban sus hojas con el más mínimo soplo de aire). El agua del río, transparente y cantarina, bajaba todavía contenta sin saber que a varios kilómetros más abajo iba a ser secuestrada por la acción reguladora de la presa del Vado.

En un recodo del río se nos informa que las reservas naturales fluviales son aquellos ríos que tienen pocas o nulas alteraciones y que se les protege a cal y canto para que se preserven en el futuro. Ahora mismo hay declaradas 82 reservas, pero hay otras 53 que están a la espera de ser declaradas cuando se modifique un Reglamento que supondrá una mejora legislativa importante para la conservación de los ríos.

Entre estas 82 reservas, Madrid y Guadalajara cuentan con la del río Jarama. Para Madrid es la única, a la espera que se declaren otras como el alto Manzanares, el Riato y Puebla. Hay otros que no han corrido tanta suerte como el Madarquillos o el Lozoya que para la Confederación del Tajo no tenían el valor sufiente. Ya sabemos que esta Confederación tiene una curiosa forma de interpretar la calidad de los ríos. Hay quien se mosquea, pero se consuela rápido, al saber que Ecologistas en Acción se está poniendo las pilas para que éstos y otros muchos más ríos sean reservas naturales fluviales.

La reserva del río Jarama no solo es del río Jarama, pues también incluye un pequeño arroyo tributario que junta sus limpias aguas al norte del hayedo de Montejo. Se trata del arroyo del Ermito. Truchas salvaGes, desmanes ibéricos y nutrias nadan y bucean en sus pozas, remansos y rápidos. De debajo de las piedras, un sabio-conocedor nos saca un elenco de bichos con aspecto antediluviano que, según parece, nos indican que el agua del Ermito es de calidad superior. Hay quien dice que no volverá a meter los pies en el río.

Pero, por desgracia, no todo es agua limpia y buena calidad fluvial en el río Jarama. El que más habla de los allí congregados nos cuenta que la presa de El Vado ha secado durante varios años los tramos por debajo de ella y que carece de caudales ecológicos que garanticen el mantenimiento de la calidad de los ecosistemas fluviales. Además el suma y sigue de agua insuficientemente tratada en las depuradoras de las poblaciones que encuentra a su paso, sumado a la actividad humana hacen que el Jarama sea un buen ejemplo de río contaminado y maltratado. Nos cuentan que los de Jarama Vivo llevan muchos años luchando para que todo esto se arregle y que les quedan muchos más para conseguirlo. Pero que por ellos no será.

Subimos Ermito arriba. Algarabía entre los paneles de abejas al saber que pasamos a su lado. Alguna se pasa en su euforia y se lía a picotazos entre el personal. Recontamos al personal y no parece que haya habido ninguna baja. Estamos todos y seguimos para adelante, que tenemos que llegar hasta unas hayas, unos acebos y unos abedules dignos de verse. Tras la comida, a más de uno se le baja la sangre al estómago.Las reservas naturales fluviales se toman sus primeras víctimas.

Solo queda bajar hasta la zona del hayedo donde el simpatico autobusero nos llevará, sin dilación, al bar donde podremos refrescar nuestras secas gargantas. Mientras se ingiere cerveza fresquita, en el brillo de las pupilas de más de uno se adivina todavía el recuerdo de las aguas del Ermito y del Jarama.

Nos quedamos con ganas de seguir conociendo otras reservas fluviales.
Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos

El río Jarama

¿Alguien se creyó que iba a ser fácil?

Arrejuntados, observando el bosque de ribera

Vamos para allá, deseosos de saber qué es una reserva natural fluvial

¿Todavía alguien no sabe qué es una reserva natural fluvial?
Los bichos, testigos de la calidad del agua

Viendo los bichos

Pepito y Cía, protegidos contra las abejas

Víctima 1 de las reservas naturales fluviales

Víctima 2 de las reservas naturales fluviales
Un famoso actor de cine y la Víctima 3 de las reservas naturales fluviales



1 comentario:

  1. Cuesta mucho -pero que mucho, mucho- imaginar que el río que describís pueda ser convertido en la cloaca con la que el Jarama acaba por teñir de un color sin nombre al Tajo en Aranjuez.

    Da gusto conocer parajes así. Pero más gusto dará ver cómo poco a poco nuestra insistencia conseguirá la recuperación de otros rincones alterados, putrefactos, pestilentes, áridos y desprovistos de la vida que les es propia.

    Felicidades por esta iniciativa tan bella, refrescante, lúdica y hasta espiritual.

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